Pero ni siquiera pronuncian una palabra con f, l o r, no sólo de las suyas, sino ni siquiera de las nuestras, porque si quieren decir Francisco, dicen Pancicu, y si quieren decir Luís, dicen Duí; y lo peor es que también carecen de fe, ley y rey, que se pronuncian con estas letras. Ni siquiera tienen fe, ni adoran a dios alguno; ni siquiera guardan ley ni preceptos, ni tienen rey que se los dé a quien obedezcan.

Siendo en todos los tiempos empresa difícil la de escribir cualquier Historia, ésta, la que nos destina el fuerte, si bien que suave precepto de la obediencia, por todos sus principios se hace aún más arriesgada, tanto por parte de los que la escriben y deben darle el alma con que ha de revivir, como por los elementos que necesita para la perfecta organización de su cuerpo y de las partes de que ha de componerse.

Yo, el Rey, por la presente os notifico a Vos, Prefecto de Brasil, a los demás Jueces de las Regiones, a los Oficiales y a cualesquiera otros, especialmente al pueblo de la Provincia de Pernambuco, a quienes correspondan por oficio, que es mi voluntad y mi pleno deseo, y además ordeno que a los frailes franciscanos (sobre los cuáles se hace mención en la petición que nos hizo Jorge de Albuquerque, Prefecto de la Provincia de Pernambuco), se les presten oportunamente y sin vacilación alguna, toda ayuda, todo favor y, en fin, todo patrocinio. Lisboa, 29 de mayo de 1584.

Y considerando cuán importante es para el servicio de Dios y el mío enviar Religiosos de este Reino a aquellas partes para tratar del aumento de nuestra Santa Fe, y de la conservación de los gentiles en ellas, y para celebrar los divinos oficios, me ha parecido que estos Religiosos deben ser los de San Francisco de la Provincia de San Antonio a la cual asigno aquella comisión, los cuales irán con el nuevo gobernador en el número que parezca necesario, y para esto concertaréis con su Provincial el nombramiento de los que han de ir que sean de virtud ejemplar, y de experiencia y letras. Madrid, 20 de junio de 1618.